lunes, 22 de marzo de 2010

Cuando el personaje se apodera de la persona.

En su libro "Winning", Jack Welch menciona diferentes criterios a tener en cuenta a la hora de analizar si un trabajo nos conviene o no. Uno de esos criterior se vincula con las "relaciones" que el trabajo nos permite establecer con los demás y nos invita a evaluar hasta qué punto el rol que desempeñamos nos posibilita vincularme cómodamente.

En otras palabras, Welch nos invita (al mejor estlo Drucker) a que nos preguntemos: ¿Me resulta grato compartir momentos con mis compañeros de trabajo? o por el contrario, me relaciono sólo desde un rol profesional que incluso me resulta incómodo.

Y es que muchas veces el rol que asumimos en el trabajo puede no estar en sintonía con lo que pretendemos de nuestras vidas, o incluso podría entrar en conflicto con lo que queremos para nosotros. Todos pretendemos proyectar una imagen positiva de nosotros (o al menos lo que entendemos como "positivo"), pero si el "personaje" se apodera de la persona, estamos en un serio problema. Un problema que se paga con malestar creciente.

Por eso es recomendable detenernos y preguntarnos seriamente si el rol (o los roles) que asumimos laboralmente están en línea con lo que queremos, con lo que nos hace sentir cómodos y finalmente con aquello que contribuirá a nuestro desarrollo personal. No es posible pensar en un desarrollo profesional en serio si está divorciado de nuestros anhelos personales.

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