Cuando observamos a los emprendedores en acción, resulta bastante evidente que una de las características que los lleva al éxito es el modo férreo en que creen en aquello que emprenden. Sin embargo, ésto no significa que no registran la incertidumbre y los reveses de la realidad. En muchos casos, sí los registran y eso es lo que los diferencia de los "delirantes".
Pero, ¿Cómo hacen para seguir adelante con su idea a pesar de las múltiples dificultades que encuentran? y sobre todo, ¿cómo hacen para soportar la incertidumbre cuando ésta los asalta?
Tal vez, parte de respuesta esté en una frase del padre del pragmatismo norteamericano William James (1842-1910). En sus Principios de psicología (1890) expresaba que “un hombre no puede creer a voluntad en lo que desee, pero nuestra voluntad puede conducirnos gradualmente al mismo resultado por un método verdaderamente simple: sólo necesitamos obrar como si la cosa en cuestión fuese verdad”.
Los emprendedores dudan, vacilan y por momentos su fé en lo que emprenden se debilita, pero lo que los diferencia de quienes se detienen frente a la incertidumbre quizás sea su capacidad para obrar como si siguieran creyendo.
